Evangelizar

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"Fiel al modelo del Maestro, el vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y sin miedo" (P. Francisco)

viernes, 23 de mayo de 2014

Día 121

Viernes, quinta semana de Pascua

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Juan15,12-17

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.



Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.

No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros."

MEDITACIÓN ESCRITA

Si ayer decíamos que las cosas con Jesús eran serias y radicales, creo que hoy no podemos decir menos. Cada vez parece que se fuera agudizando más la exigencia del amor y cada vez, aunque ya nos parecía difícil, la cosa se va poniendo más fuerte.

El evangelio de hoy viene a ser algo así como la estocada final de las exigencias de Jesús al modo de vida que debían vivir los discípulos y con ellos, todo creyente.

Tres elementos me parecen fundamentales en este evangelio: el primero, la permanencia en el amor, de la cual hablábamos ayer, sólo es posible en cuanto se vive o se manifiesta en relación a aquellos con quienes compartimos la vida día a día. Y ese amor tiene una exigencia radical y extremadamente fuerte: no se trata de palmaditas en la espalda o de besitos consoladores que tranquilicen a los otros, el verdadero amor exige vida, vida entregada, sacrificada, ofrecida por el bienestar del otro. El verdadero amor, entonces, es el que nos duele, no sólo el que nos hace sentir felices y tranquilos. Aunque uno no niega al otro.

El segundo elemento que me parece significativo en el evangelio de hoy, es que el amor verdadero es producto de una relación cercana, íntima, profunda con Jesucristo. En efecto, no se trata simplemente de que hoy amanecí de ánimo y quiero tratar bien a todos, se trata más bien de que he sido capaz de descubrir, en mi relación con Jesús, el impulso que me inspira a ofrecerme por los demás. El amor, como podemos ver en la frase "no los llamo siervos sino amigos", es producto de una amistad con Jesús que libera y que nunca puede ser una carga.

Por ultimo, el tercer elemento que quiero destacar es que el verdadero amor es fructífero. Y el fruto que produce no es pasajero sino que permanece. Efectivamente, el que ama se descubre elegido para la vida y por ello se constituye en fuente de vida para todo aquel que lo rodea.

Yo no se ustedes, pero este evangelio me hace sacudir. Me emociona leerlo. Pero más me emociona saber que tengo una gran responsabilidad en el amor desde mi ser creyente.

Dios mío, tu que eres la fuente suprema del amor, danos la gracia de ser capaces de vivir una relación tan íntima con tu Hijo Jesucristo, que podamos amar del mismo modo como Él nos ha amado. Amén.

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