Lunes, sexta Semana de Pascua
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Juan 15,26-16,4a
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando venga el Defensor,
que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede
del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis
testimonio, porque desde el principio estáis conmigo.
Os he hablado de esto, para que no tambaleéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios.
Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho."
Os he hablado de esto, para que no tambaleéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios.
Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho."
MEDITACIÓN ESCRITA
El viernes pasado fui invitado a uno de los acontecimientos más hermosos
que he vivido en los últimos años. Fui testigo de lo importante que es
descubrir y ser consciente de la grandeza y amor de Dios en la vida de
la personas que están cerca de nosotros.
Una hermosa pareja, jóvenes, enamorados, me enseñaron que lo importante no es lo que tienes, lo que piensas o cómo eres físicamente; por encima de ello, lo más portante es poder descubrir la presencia de Dios en todo eso. Descubrir que la verdadera esencia de una relación está en percibir todo como don de Dios y como producto de una experiencia maravillosa de relación personal con Él.
Todo esto viene al caso porque me parecen supremamente sorprendentes las palabras con las que Jesús se refiere, en el evangelio de hoy, a los discípulos: "también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo".
Que maravillosas estas palabras. El que ha experimentado a Jesús, el que ha caminado con Él, el que ha sido capaz de descubrirlo en medio de todas sus pruebas, es, definitivamente, el mejor testigo de su amor. Sólo el que ha experimentado a Jesús es capaz de leerlo y descubrirlo en el corazón de aquellos a quienes ama y debería amar más.
Todo esto, por supuesto, es producto de una gracia, de un regalo maravilloso de Dios que fue prometido por Jesús. El Espíritu Santo, el mejor de los dones de Jesús, nos ilumina y santifica para que seamos capaces de vivir esta gran bendición.
Ciertamente pasaremos por grandes dificultades, habrá llanto en nuestras vidas, muchos intentarán acabar la alegría, pero sólo quién conoce, experimenta y vive a Jesucristo en su existencia, sabrá triunfar con amor eterno, sabrá descubrir en cada rostro la presencia amorosa de quién jamás olvida: el Padre de los cielos que nos ama eternamente.
Que maravilloso poder comenzar esta semana con esta gran bendición de la Palabra. Los invito, entonces a abandonarse en las manos del Padre y rogarle con fe, nos regale a todos la bendición de su Espíritu. Amén.
Una hermosa pareja, jóvenes, enamorados, me enseñaron que lo importante no es lo que tienes, lo que piensas o cómo eres físicamente; por encima de ello, lo más portante es poder descubrir la presencia de Dios en todo eso. Descubrir que la verdadera esencia de una relación está en percibir todo como don de Dios y como producto de una experiencia maravillosa de relación personal con Él.
Todo esto viene al caso porque me parecen supremamente sorprendentes las palabras con las que Jesús se refiere, en el evangelio de hoy, a los discípulos: "también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo".
Que maravillosas estas palabras. El que ha experimentado a Jesús, el que ha caminado con Él, el que ha sido capaz de descubrirlo en medio de todas sus pruebas, es, definitivamente, el mejor testigo de su amor. Sólo el que ha experimentado a Jesús es capaz de leerlo y descubrirlo en el corazón de aquellos a quienes ama y debería amar más.
Todo esto, por supuesto, es producto de una gracia, de un regalo maravilloso de Dios que fue prometido por Jesús. El Espíritu Santo, el mejor de los dones de Jesús, nos ilumina y santifica para que seamos capaces de vivir esta gran bendición.
Ciertamente pasaremos por grandes dificultades, habrá llanto en nuestras vidas, muchos intentarán acabar la alegría, pero sólo quién conoce, experimenta y vive a Jesucristo en su existencia, sabrá triunfar con amor eterno, sabrá descubrir en cada rostro la presencia amorosa de quién jamás olvida: el Padre de los cielos que nos ama eternamente.
Que maravilloso poder comenzar esta semana con esta gran bendición de la Palabra. Los invito, entonces a abandonarse en las manos del Padre y rogarle con fe, nos regale a todos la bendición de su Espíritu. Amén.
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