Evangelizar

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"Fiel al modelo del Maestro, el vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y sin miedo" (P. Francisco)

miércoles, 28 de mayo de 2014

Día 124

Miércoles, sexta semana de Pascua

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Juan 16,12-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que toma de lo mío y os lo anunciará."

MEDITACIÓN ESCRITA

Ya estamos próximos a la celebración culmen de la Pascua: Pentecostés. Por ello, tiene sentido que el evangelio nos vaya preparando para descubrir el significado real y la importancia del Espíritu Santo en nuestras vidas.

Es importante comenzar por reconocer que el Espíritu Santo es, en primer lugar, la garantía de que Jesús jamás abandonará a sus discípulos. Y, además, es la promesa real que Jesús deja para brindar seguridad y esperanza a quienes han confiado en Él.


Ahora bien, es bueno preguntarnos, para tener una buena preparación a la fiesta de Pentecostés, quién es  el Espíritu Santo y que representa realmente en nuestras vidas?

 
La respuesta a esta pregunta no es fácil, sobre todo porque no es una cuestión teórica o una fórmula preestablecida, como muchos quisieran. De hecho ya el evangelio del domingo pasado nos advertía sobre eso: el Espíritu Santo no será conocido por el mundo porque el mundo no ha experimentado, no ha vivido ni ha practicado la acción del resucitado.


Sin embargo, sí se pueden dar algunas pistas sobre lo que es y representa el Espíritu Santo. En efecto, el evangelio de hoy nos da algunos elementos.

 
Tres ideas, en concreto, nos da el evangelio para que comencemos a identificar al Espíritu Santo en nosotros.


La primera: el Espíritu Santo, "nos guiará a la verdad plena". Esto sugiere dos cosas: el Espíritu Santo es esa experiencia maravillosa que nos permite descubrir el fondo de las cosas que vivimos, es bueno entonces pedirlo cuando en nuestra vida las cosas no parecen claras. Y, por otro lado, nuestra vida está en un proceso de madurez en la fe que apunta a la plenitud y, para alcanzarla, nada mejor que la guía de la gracia divina que es el Espíritu Santo.

 
Segunda: comunicará lo que está por venir. El Espíritu Santo es anunciador, revelador del verdadero rumbo de nuestra existencia. Lo que está por venir no se reduce a un descubrimiento futurista, sino más bien a una noción de sentido de la existencia. Nuestra vida no está lanzada al vacío sino a una plenitud en Dios y la fuente de esa plenitud es la acción del Espíritu Santo en nosotros que nos impulsa con su revelación.


Tercera: "Él me glorificará". El Espíritu Santo lo que realmente hace en nosotros es convertirnos en templos vivos donde se adora y glorifica a Dios. Bien podríamos decir que, la verdadera acción del Espíritu Santo es santificar nuestra vida para que sea signo de la gloria de Dios donde quiera que estemos.


Pidamos, pues estas tres bendiciones del Espíritu Santo para nuestras vidas: que podamos discernir con fe los acontecimientos de nuestro entorno y recibir la sabiduría de Dios para poder afrontarlos, que descubramos el verdadero sentido de nuestra existencia y abandonarnos en Dios para vivirla en plenitud y que nos constituyamos en verdaderos adoradores de Dios en todo momento y lugar. Amén.

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